Apagones

Una tarde de invierno, mi hermano menor y yo estábamos haciendo bromas y picoteando en la cocina cuando todo oscureció. Nos quedamos paralizados. No había luces y todo estaba más silencioso de lo normal: el refrigerador dejó de zumbar y el reloj digital del microondas desapareció. Fue una de mis primeras experiencias con un apagón, un evento en el que se va la electricidad. Cuando nuestros padres llegaron a casa, se hicieron una serie de preguntas. ¿Era aún seguro comer la comida? ¿Nos mantendremos abrigados durante la noche con capas extras de ropa y mantas? ¿Cuánto tiempo duraría este apagón? ¿Cuántas personas en nuestro vecindario no tendrán electricidad?

Los apagones pueden presentar muchos desafíos para las comunidades, incluyendo el miedo, el estrés e incluso problemas de salud. Por ejemplo, si alguien necesita electricidad para refrigerar medicamentos, un apagón podría arruinar esos medicamentos. Además, para otras personas que dependen de la electricidad para alimentar máquinas relacionadas con su salud, como un equipo de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés), una máquina que ayuda a respirar durante la noche, un apagón puede ser peligroso para ellos. La necesidad de un refrigerador en funcionamiento o de una máquina especial son ejemplos de lo que llamamos factores de vulnerabilidad para la salud. Los factores de vulnerabilidad para la salud son diferencias que hacen que las personas o las comunidades sean más propensas a enfermarse después de un evento como un apagón. Saber dónde viven las personas vulnerables nos permite ayudarles a mantenerse a salvo. Esta información puede ayudar a los organizadores comunitarios y a los líderes políticos a dirigir recursos, como generadores eléctricos de respaldo, para apoyar a quienes más lo necesiten.

Estudios anteriores han encontrado una relación entre los apagones y los malos resultados para la salud. Por ejemplo, un estudio encontró que un gran apagón en la ciudad de Nueva York aumentó el riesgo de muerte de las personas, y otro estudio en el estado de Nueva York encontró que los apagones estaban asociados con un mayor número de hospitalizaciones respiratorias. Si bien estos estudios muestran que los apagones pueden representar una amenaza para la salud, se centran principalmente en un único evento de apagón o en un área pequeña, por lo que es necesario realizar más investigaciones para comprender completamente los efectos de los apagones.

Aunque sabemos que los apagones representan riesgos para la salud, ¿hay momentos en los que los apagones son más comunes? Los eventos climáticos adversos, como las tormentas, pueden dañar la red eléctrica y causar apagones. Los huracanes y el calor extremo pueden afectar la red eléctrica de manera diferente, por lo que debemos tener en cuenta el tipo de evento climático al analizar la probabilidad de apagones. Además, el cambio climático aumenta las probabilidades de eventos climáticos adversos, y monitorear esto puede indicarnos cuándo debemos prepararnos especialmente para los apagones.

Para proteger a las personas y su salud de los apagones, debemos saber quiénes están expuestos a los apagones, dónde se encuentran las poblaciones más vulnerables y si los eventos climáticos adversos están asociados con estos apagones. Nuestro estudio analizó los apagones en todo Estados Unidos (EE. UU.).


Nos planteamos tres preguntas:


Utilizamos datos sobre el número de personas afectadas por apagones en los condados de EE. UU. entre 2018 y 2020 para crear varias variables de apagones. Es importante destacar que nos centramos en los apagones que duraron al menos 8 horas, ya que estos apagones más prolongados pueden representar una amenaza para la salud de diversas formas. Un apagón de 8 horas o más durante días extremadamente calurosos puede poner a las personas en riesgo de sufrir un golpe de calor y enfermarse. Las baterías de las máquinas médicas que requieren electricidad pueden no durar lo suficiente si ocurre un apagón de 8 horas o más. Conocer la ubicación y los horarios de estos apagones más prolongados puede permitir a los gobiernos, los formuladores de políticas y las comunidades planificar y prevenir tantos resultados negativos como sea posible.

Nuestro estudio encontró que muchos condados en EE. UU. experimentan apagones y que estos ocurren con mayor frecuencia en ciertos lugares, como el sur, el noreste y los Apalaches. Además, encontramos más apagones de 8 horas o más durante junio, julio y agosto, y durante las tardes alrededor de las 6 p.m.

Para nuestra segunda pregunta, necesitábamos definir la vulnerabilidad. Queríamos conocer tanto la vulnerabilidad social como la médica. Para la vulnerabilidad social, utilizamos el Índice de Vulnerabilidad Social de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una organización nacional de EE. UU. dedicada a la salud pública. Este índice identifica los lugares que tienen más probabilidades de necesitar niveles más altos de apoyo durante los desastres porque estas áreas tienen más pobreza o viviendas de peor calidad. Para la vulnerabilidad médica, utilizamos los datos de emPOWER del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., que forma parte del gobierno federal y tiene como misión mejorar la salud de los estadounidenses. Los datos de emPOWER nos indican dónde viven la mayoría de las personas mayores de 65 años en EE. UU. que utilizan máquinas médicas que requieren electricidad para funcionar. Una vez que definimos la vulnerabilidad, queríamos ver qué lugares tenían muchos apagones y ademas eran social o médicamente vulnerables. Utilizamos una técnica estadística para comparar la cantidad de apagones en diferentes áreas y para determinar su vulnerabilidad. Descubrimos que condados en Arkansas, Luisiana y Míchigan tenían tanto muchos apagones de 8 horas o más como alta vulnerabilidad social y médica.

Por último, investigamos con qué frecuencia ocurrían eventos climáticos adversos al mismo tiempo que apagones prolongados de 8 horas o más. Queríamos estudiar los eventos climáticos que podrían dañar partes del sistema eléctrico, como las líneas eléctricas. También estudiamos el calor extremo, el frío extremo, la lluvia, la nieve, los ciclones, los rayos y los incendios forestales. Comparamos la cantidad de apagones que ocurrieron durante un evento climático y la cantidad de apagones que ocurrieron sin un evento climático específico. Descubrimos que los apagones eran más comunes durante la mayoría de los eventos climáticos que analizamos. Por ejemplo, cuando había un ciclón, las probabilidades de que ocurrieran apagones eran 10 veces mayores.

Estudiamos los apagones en todo Estados Unidos, pero aún existen desafíos. Aunque nuestro estudio analizó los apagones que ocurrieron en condados enteros, las personas experimentan los apagones en los edificios donde aprenden, trabajan y duermen. Estudios futuros podrían encontrar datos sobre los apagones en edificios específicos. Esta información podría ayudar a los gobiernos a mejorar las redes eléctricas, proporcionar estaciones de enfriamiento y advertir a las personas cuándo podrían ocurrir apagones.

Nuestro estudio pudo evaluar dónde y cuándo se produjeron los apagones, identificar lugares con más apagones y alta vulnerabilidad, y comprender si los eventos climáticos y los apagones ocurren al mismo tiempo. Descubrimos que muchas personas en Estados Unidos experimentan apagones, que ciertos condados enfrentan una doble carga de apagones y vulnerabilidad, y que los apagones son mucho más comunes cuando hay eventos climáticos. Dado lo comunes e impactantes que son los apagones, abogamos por más investigaciones para analizar cómo los apagones afectan mas a la salud y cómo podemos brindar un mejor apoyo a las comunidades.



Escrito Por: Vivian Do


Editor Académico: Neurocientífico

Editor No Académico: Propietario de Una Pequeña Empresa



El Artículo Original

• Titulo: Spatiotemporal distribution of power outages with climate events and social vulnerability in the USA

• Periódico: Nature Communications

• Fecha de Publicación: 29 April 2023




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